jueves, 18 de enero de 2018

Amor propio (lujuria)




A veces ella prefiere quedarse en casa a acariciarse.

Recorre sus montañas,
el río de sus dedos 
lamiendo
cada
curva.

Mordiendo cada minuto,
gimiendo
cada
segundo.

Se le enreda un nudo entre las piernas,
y se deshace en algodón 
en un grito que ensordece todo
lo que no sea amor propio.

Parpadea
y cada golpe de sus pestañas
para
el
mundo.

Y grita su amor,
abrazándose a sus dedos,
como quien aprieta su felicidad
para que no se vaya.

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