viernes, 22 de julio de 2016

A la chica del moño desordenado y el melocotón.

Gracias por tu amor a los animales, te lo agradecen en silencio.
Gracias por seguir queriendo bajar arriba y entrar por la salida.
Tienes una locura muy especial.
Mirada de niña en los ojos, aún.
Y los labios rojos.
Ganas de morir con recuerdos, no con sueños.
Ganas de vivir.
Ganas de caer, de levantarte.
De volver a saltar en los charcos.
De ponerte tacones.
De comprar un perfume caro.
De mirarte al espejo y sonreír.
De un día de mira lo que he conseguido.
De un café caliente y a sorbitos.
De una tarde de papel arrugado y papelera llena.
De gritar.
De cantar.
De bailar.
De reír y llorar.
De no ser y de ser.
De jugar a disfrazarse.
De "Uy, esa nube parece un dinosaurio"
De "¿Y qué pasa si me pongo el collar de mamá?
Y, sobre todo; de voy a hacer una locura.
Porque si, estás loca cariño.
Pero es una locura muy bonita.
Es así y únicamente así como te quiero.
Con tus cuadernos de colores y tus frases de libro.
Con tu orgullo oculto.
Con tu despiste ante todo.
Con tu dulce forma de ver la vida.
Incluso con tus lágrimas aunque la película acabe bien.
Te quiero.
Y estoy muy orgullosa de ti, mi pequeña gigante.

martes, 19 de julio de 2016

Verano.



En mi piel aún es ayer, mientras las paredes me gritan en presente, yo pienso en el futuro.

lunes, 18 de julio de 2016

Recordatorio de tristeza feliz.

Era pequeña y mi única razón para llorar era que no me valían las botas de agua.
Dejaba un pequeño beso en la punta de goma rosa con purpurina y con impotencia veía como el cubo de basura las engullía, haciéndolas propias de alguna extraña manera.
Y yo lloraba lágrimas de inocencia.
Adiós a todos esos charcos que calaban hasta la tela de los vaqueros.
Adiós a los recuerdos.
Y hola a las botas de lluvia más feas del mundo.