domingo, 30 de julio de 2017

Protesta

Tengo una duda:
¿Cómo le hablas a un niño de paz cuando explosiones y disparos le sirven de nana?

Canción de cuna, de luna, de bala.

¿Cómo es que seguimos creyendo que el miedo se soluciona con más miedo?

Que yo para escribir RESPETO necesitaría mayúsculas más grandes, y en los corazones se hace cada vez más pequeño.

Que la lucha se entiende como guerra y no como reivindicación.

¿Cómo es que nosotros, ciudadanos de una falsa ilusión de paz, fomentamos la guerra?

¿Cómo hemos llegado al extremo en que el animal es más humano que el propio hombre?

Impacto.
A cubierto.

La dura realidad.

Se ha dejado de creer en la humanidad, el calor, la solidaridad.

La igualdad ha quedado atrás, el dinero, el consumismo, han ocupado su lugar.

Ahora y siempre falsedad, poca cordialidad.

Rotunda revolución interior, silencio conformista exterior.

El mundo está para cambiarlo, eso está más o menos claro, ¿pero cómo vamos a conseguirlo, si le tememos al cambio?

¿Es alguien libre de verdad o solo en apariencia?

Me aterra la pérdida de la inocencia,
esa que ciertas manos torpes rozan con avaricia,
llevada al punto de codicia,
sin pensar en los demás.

Acostumbrados a crear mundos en nuestro propio ombligo,
ya no vemos nada más
que posesión difuminada
en ilusión de amabilidad.

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