Bienvenida de nuevo.
Llevaba mucho sin verte
y se me hace demasiado fácil vivir sin ti.
Sé que me echabas de menos,
mientras yo
solo podía pasar por los días
con un miedo atroz
a volver a rozarte con las puntas de los dedos,
en una caricia
demasiado lenta,
y demasiado mortal,
como para que mi corazón lo volviese a aguantar.
Obligándome a recordarte
con la peor imagen,
a la que mi cerebro se ata
con cadenas,
uñas,
dientes
y complejos.
Ojalá no volver a verte,
ser capaz de romperte en pedacitos,
y que
entre las manos
no te quede siquiera
la capacidad,
ni la aspiración
de ser.
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